27 de noviembre de 2011

Un día perfecto de otoño

Y una ruta perfecta de bici. En la sierra anunciaban 4 grados de temperatura y así nos fuimos los tres supervivientes de catarros, viajes imprevistos, carreras programadas, sueño,... todos abrigaditos rumbo a Collado Mediano.

Llegamos a destino a eso de las 10:00 y no nos pusimos a pedalear inmediatamente. Es tradición en este grupo arreglar alguna avería en el momento de llegar a la estación, y Laurix y yo, que somos muy tradicionales, nos pusimos a hinchar ruedas...
Axel nos castigó rápidamente con la primera pendiente pronunciada. Nada más empezar al salir del pueblo, venga para arriba! Las rampas eran cortas y nos hicieron entrar en calor rápidamente. Después del espejismo de una bajadita por pista...ACHTUNG! ¡Qué nos pasamos el sendero!


Unas tenues marcas nos señalan un sendero de subida a la derecha que cogemos con mucho valor y poco convencimiento - ¿pero seguro que es por aquí? ¿si sólo hay hojas? Y sí, nos adentramos de lleno en el otoño.














El suelo está plagado de hojas en todos los tonos de amarillo que se puedan imaginar, los arboles pelados, la hierba muy verde por las úlimas lluvias y el sol de otoño se cuela por todas partes. Idílico. Eso sí, no se puede desviar la atención del sendero porque las raices no están muy contentas con nuestra presencia y las ramas de los arbustos nos abrazan con mucho cariño. Unas y otras hicieron que Laurix y yo vieramos la hierba y las hojas caídas muy de cerca. Era el momento de una paradita técnica...



Después de interminables sube y bajas que disfrutamos como enanos nuestro sendero termina en una reja metálica que hay que saltar. Menos mal que venimos con alguien que mide más de 155 cm porque sino nosotras seguiríamos intentando cruzar las bicis...




Un tramo muy corto de carretera nos lleva a una nueva puerta metálica que nos introduce otra vez en el bosque, a la búsqueda de un nuevo sendero. El calor empieza a notarse así que Axel decide darse un chapuzón...


Este nuevo sendero es bastante durillo. El paisaje es una maravilla, se ve la carretera abajo pero tenemos que poner pie a tierra más de lo que nos gustaría, a nosotras, Axel se lo sube todo practicamente del tirón.
















 Poco a poco empezamos a oir las voces de los senderistas que caminan por la pista. Nuestro sendero discurre paralalo a ella hasta que la alcanza. Nos da cierto alivio llegar a la pista pero nuestras piernas están tan machacadas del esfuerzo, de estos dos senderos tan divertidos que nos hemos empeñado en subir, que nos hacemos la pista de subida practicamente andando.
Así que Axel aprovecha para hacer fotos espectaculares mientras nos espera al final de la rampa...


Ya una vez aquí sólo hay que subir por pista hasta el mirador y desde ahí va a ser todo bajada, ya sabemos lo que esto significa. De todas formas llegar a lo que creemos la cumbre da una inmensa alegría...


Aquí hacemos nuestro momento bocata. ¡Ya son las 14:00! Mientras zampamos observamos como unos bikers se ponen sus protecciones para tirarse por alguna de esas trialeras temibles que salen de aquí. Uno de ellos va en chandal y con una super rígida. Nos pregunta donde empieza El Bambi. Se lo indicamos mientras pensamos que sus amigos de las bicis dobles y las protes tienen algo contra él y lo van a despeñar. Pobre!

Nosotros también nos abrigamos y nos lanzamos a por el Ortiz. Tenía muchas ganas de volver a este sendero que sólo había probado subiendo y he dado mucho la lata con él. Pero... ¡qué corto es de bajada! Si es más corto que el de la Casita Gris. Aún así, lo disfrutamos un montón.


El Ortiz nos lleva a la pista de la Barranca que tenemos que subir "un poco" para encontrar el famoso sendero Alakan. Nos sorprende la cantidad de agua que baja de la montaña. El ruído es ensordecedor y la subida más larga de lo que pensabamos pero al fin llegamos al principio del sendero para descubrir que ...
¡Se ha convertido en un río!

 
Menudo susto nos llevamos. Con las ganas que teníamos de bajarlo y después de lo que llevabamos en las piernas pensar en otra alternativa se nos hacía muy duro. Menos mal que el río decidió abandonar el sendero pasados unos metros y pudimos entonces disfrutar de esa maravilla con su sube y baja entre enormes pinos, raices traidoras y alguna que otra piedra situada estrategicamente. Una verdadera delicia...




El camino nos lleva cada vez con más pendiente hacia el ruido del agua y alguna poquita más nos encontramos, ya se sabe, que en una ruta a la que nos lleva Axel siempre nos mojamos los pies...



Y al fin llegamos a una presa con un puente un poquillo viejuno donde ya empiezan a aparecer algunos fotográfos, paseantes y pescadores...


 Y algún biker que por fin consigue salir en las fotos


Bordeamos el pantano de Navacerrada hipnótico con esa luz otoñal previa a la puesta de sol...



... nos vamos acercando a nuestro destino final...Vamos hacia la blanca, brillante suave...



¡Espuma de la opcional!




Debimos estar como unas siete horas entre pedaleos, pateos, pausas y diversión, muchísima diversión. Como decía Alakan en su blog de alguno de los senderos que hicimos, la ruta entera ha sido puro mountainbike.


¿Cuándo la repetimos?



Fotos Google + / Track.

8 comentarios:

  1. Muy buena la crónica...lo he revivido otra vez! :D

    ResponderEliminar
  2. Genial! Que envidia de ruta! Vamos a ver si este sábado hace bueno y montamos una!!

    ResponderEliminar
  3. jo, qué guay, yo en casita, ni futbol ni na, a pasar el catarro :-(

    ResponderEliminar
  4. Genial crónica Mery! Puro mountainbike...jejeje...Y por fin Axel en una foto!

    ResponderEliminar
  5. Qué buena crónica María!!.. me ha encantado ese espumoso final y la anécdota del que traía el chándal, jaja!!.. qué ganitas tengo de que rodemos juntos!!!

    ResponderEliminar
  6. Ey, Gaby vive! (por sentido doble: se pronuncia y ademas escribe con su avatar) :)

    ResponderEliminar
  7. Si!!... que viva el mozilla firefox!...

    ResponderEliminar