28 de octubre de 2011

Naturaleza muerta resucitando

Crónica de la caminata a 'la majada del Tio Blas' desde 'La Granja' y del cumple de GabyMex el 23 de octubre

Es el nombre del cuadro de mi pintora favorita, Remedios Varo, que siempre me recordará la experiencia que vivimos el fin de semana pasado en la Granja de San Idelfonso, donde este grupo de valientes se dieron cita animados por la convocatoria para festejar mi 31 cumpleaños…

Partimos muy tempranito, con un parte meteorológico inestable, pero con la idea de disfrutar al máximo los primeros días de un otoño que ha tardado tanto en llegar. Repartidos en varios coches atravesamos el Puerto de Navacerrada, hasta llegar al lado segoviano donde sorprendentemente había un sol espléndido; así que animados por el buen tiempo partimos nueve valientes expedicionarios a la aventura.

Superpoderes

Comenzamos a caminar por unos senderitos al lado del ‘Arroyo de Los Carneros’ guiados por Axel y Josean. Pronto las chaquetas comenzaron a estorbar mientras nos encaminábamos cuesta arriba siguiendo la ruta de un famoso “tío Blas”. Los colores ocres del otoño lo invadían todo… una alfombra de hojas secas, el sonido del viento y la tenue luz del sol colándose en los árboles nos ofrecían un entorno incomparable.

Tras unas cuantas horas andando, decidimos hacer un alto en el camino para reponer fuerzas y refrescarnos con una botellita de Rueda, degustado con mucho estilo.

Photoshop Reina Sofia Style
El tiempo corrió de prisa y aunque las señales parecían indicarnos que la cabaña de Don Blas estaba cerca, había que regresar, así que nos encaminamos cuesta abajo por la otra vertiente del río, pasando por caminitos estrechos rodeados de bosque donde nos imaginábamos nuevas trazadas que recorrer también sobre la bici…
La vuelta se nos hizo un poco larga, así que cuando llegamos nuevamente a los coches, pusimos pies en polvorosa para acercarnos al merendero de “Los Asientos” donde ya nos esperaba el resto del equipo para comer juntos.

a la (e)m(b)ajada del Tío Blas



Mientras uno extendía el mantel, otro lo sujetaba con las botellas de refresco, y así poco a poco nos fuimos acomodando alrededor de la mesa, cada uno con su plato bien agarrado para que no saliera por los aires cual platillo volador.
Fue una comida entrañable por la cercanía humana causada por las inclemencias del tiempo, que azotaban nuestra mesa con fuertes ráfagas de viento y hacían que la comida de uno terminara en el plato del vecino… aquello fue de lo más gélido como divertido.
'arriba'
Para cerrar el colofón hubo tarta con casita incluida para poder soplar las velas antes que el viento se llevara mis deseos, y por supuesto, maravillosos detalles por parte de esta pandilla que tanto quiero.
Finalmente nos acercamos a la Granja para tomar una bebida caliente con un buen postrecito para cerrar con broche de oro esta aventura que marca el comienzo de un año lleno de muchas experiencia nuevas que disfrutar!!!



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