22 de marzo de 2011

El último post del invierno…

El invierno es una época de prueba para todo biker: los días son cortos, el clima es imprevisible… se vuelve complicado disfrutar de la naturaleza con nuestro querido corcel de metal. Lo positivo es que nos hace descubrir nuevas experiencias, y qué mejor manera de abrir nuevos horizontes que con los compañeros con los que hemos compartido tantas odiseas en la montaña.

El viernes pasado, siete alegres expedicionarios dejaban atrás su querida CdC, para adentrarse por tierras manchegas, bordeando caminos llenos de olivos, hasta que pudieron divisar tras largas horas de carretera a 110km/h, una preciosa montaña que se erguía orgullosa en la noche granadina. Su gran manto blanco brillaba al reflejo de la luz de la luna llena. ¡Sierra Nevada nos daba la bienvenida...ozzzuuuuu!!!

Tras sobrevivir a un monumental atasco en el acceso a Granada, producto del macrobotellón de la primavera, decidimos separarnos para poder lograr nuestros cometidos antes del primer día de esquí: Josean y yo fimos a recoger las llaves del piso (pedazo de apartamento que “ficharon” Belén y Alex, ¡con acceso directo a remontes!), mientras que Belén, Ana y Alex fueron a alquilar el material que necesitaban y comprar trescientos cuarenta y cinco megalitros de agua Lanjarón, para aplicar un prometedor descuento en el forfait. Axel y Rosa nos alcanzaron más tarde en la cena: un poco de comida italiana para agarrar fuerzas, una cañita para celebrar el inicio de la aventura y directos a la camita, que a la mañana siguiente nos esperaba un gran día!

El sábado comenzó de manera inesperada con una alarma del fin de mundo salida directamente del móvil de Axel… ¡30 minutos antes de lo acordado! Tuvo suerte el colega de que todos estuviéramos agotados y nadie se levantara a agarrarlo a almohadazos. Fue el primer milagro de supervivencia del día.

Poco a poco nos fuimos despertando. Desde la ventana veíamos un sol radiante, que nos puso las pilas a tope para empezar la “cadena de producción-quita etiquetas de botellín”, con el cometido de acercarnos cuanto antes a comprar los forfaits. Josean fue el encargado de canjear las ciento y tantas etiquetas, que fueron religiosamente contadas una a una por el personal de taquilla, mientras los "felices" esquiadores que esperaban tras de él en la fila querían agarrarlo a bastonazos. Ése fue el segundo milagro del día.

Con un poco de retraso, pero con unas ganas locas de montar en los remontes, salimos al completo con el único objetivo de disfrutar de la nieve al máximo. Hicimos las primeras bajadas juntos por pistas sencillitas para ir aclimatando el cuerpo… ¡Qué sensación! Deslizándonos, sintiendo la brisa primaveral en la cara, con un sol maravilloso!!...


Al poco tiempo se unió al clan Rafa, doctor de profesión y amigo de Belencilla en su tiempo libre, quien nos guió por los dominios de Sierra Nevada, que conoce como la palma de su mano. Desde aquí nuestro más afectuoso agradecimiento por su más que agradable compañía y por todas las consultas ofrecidas desde el remonte-consultorio, jeje!!!...

Tras unas cuantas pistas en las cuales pudimos comprobar que todo el equipo tiene bien dominado el paralelo (nada de “Rodando por Sierra Nevada”, jaja!) y de ver cómo la locomotora alemana baja a velocidades insospechadas, tuvimos un pequeño percance, que a muchos os sonará familiar si recordáis el momentazo: “He perdido mis llaves”… Pues vivimos la segunda parte (igual de buena), pero en versión esquí: “He perdido mi forfait”, jeje!! … vaaale, no vamos a hacer “pupa”, porque el pobre lo pasó muy mal, pero afortunadamente se pudo solucionar, y todavía nos quedaba mucha mañana por delante para disfrutar.


Conforme pasaban las horas, el rigor del sol hacía estragos y sentíamos que el factor 50 en la piel no iba a ser suficiente. Muchos de nosotros descubrimos con alegría que la cremallera de la entrepierna funcionaba, ¡porque jamás la habíamos abierto!... Pasamos unas horas geniales, en las cuales cada uno fue a su ritmo, nos encontrábamos por las pistas, compartimos arrastres en los cuales juntamos nuestros cuerpos serranos para no volcar, descubriendo lo mucho que afianzan esos momentos la amistad, jaja!, hasta que las piernas no pudieron más…

Regresamos al apartamento en avanzadillas. Los primeros en llegar pillaron cama enseguida para echar la siesta, mientras los demás dábamos buena cuenta de lo que había en la nevera. Poco a poco todos se fueron quedando dormidos, hasta que sólo quedamos Axel y yo aguantando el tipo a base de cerveza. Luego despertaron Belén y Alex para disfrutar con nosotros en la terraza de un hermoso atardecer frente a la montaña… una pasada!!!...



Esa noche repetimos cena en el italiano. Habría que ver con qué alegría nos entró la pasta al cuerpo!... y ya bien cargadas las barrigas, de nuevo a la cama para exprimir el último día.



El domingo desayunamos más relajados. Salieron de los cajones bollitos de todas las formas y colores… Alex siguió con su mega tazón de cereal con leche de soja, Belén hizo café para toda la concurrencia (ambos días, que detalle!), y todos nos apuramos para dejar recogida la guarida.


Salimos tan pronto como abrieron los remonte
s para dar buena cuenta de las pistas recién pisadas, ¡Un auténtico lujo! El sol también nos acompañaba, aunque refrescó un poco más. Hicimos las primeras bajadas juntos y luego nos dividimos para probar pistas de todos los colores y aprovechar las primeras horas de la mañana, cuando casi no hay gente.

Más tarde nos encontramos por una pista roja llena de roderas, donde pudimos corroborar la gran progresión de Belén, Ana y Alex, los cuales estaban tan entretenidos, que prefirieron seguir esquiando mientras los demás aprovechábamos para tomar un refrigerio.


Las horas iban pasando y el reloj nos indicaba que el momento de partir estaba cerca… La sensación de “se nos acaba”, mezclada con la buena compañía, hizo que esas últimas bajadas de regreso fueran mágicas. Estábamos todos juntos, con las piernas adoloridas pero pasándola de maravilla… muchas risas, muchos vídeos y caídas intencionadas…. y tras un último tramo de pista azul con mucho “brincoteo”, nos despedimos de Rafa, con la ilusión de volverlo a ver en nuestra próxima aventura en Sierra Nevada.


Terminamos de recoger las pocas cosas que quedaban a toda marcha, bajamos a entregar el material de alquiler y llegó el momento de despedirnos de Rosa, gran amiga de Axel y encantadora persona, que compartió con nosotros estos días de nieve. Te agradecemos muchísimo tus buenos consejos en pista y esperamos que no pase mucho tiempo para el próximo “Prost!”.



Y así terminó nuestra aventura con la cual cerramos la temporada de invierno… Pronto los cerezos se pondrán en flor y con ellos vendrán grandes aventuras, a disfrutar!!!!!!!

6 comentarios:

  1. Muy bonito! Como me he reído en la primera parte ;-)

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  2. Qué bonito!Cuánto me alegro del pedazo de tiempo que os ha hecho. Ya nos dareís detalles de lo de Lanjarón, porque estoy intrigada. Y le voy a recordar a Julio - Cerezo - que pronto se pondrá en flor, jejej

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  3. Gran crónica Gaby! Y gran viaje!

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  4. ¡Ooooh! ¡qué envidia más grandeeeeeeeee! pero me alegro mucho de lo bien que os lo habéis pasado, eh! Además os hizo un tiempazo perfecto.

    ¡Arriba esos bike-esquiadores!

    ¡Besos!

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  5. Lo de las botellas fue una promoción de Lanjarón, creo que si entregabas 20 etiquetas te hacian el 40% de descuento, fue Alex el que estuvo ahí avispado y consiguió un descuentito para todos, además de garantizar perfectamente nuestra hidratación!!!... jeje!!!

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  6. La foto de Alex "meditando" es genial!!

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